Implantación de variedades de uva con madurez tardía

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La estrategia de adaptación del viñedo al cambio climático debe implementarse desde la etapa de plantación. La elección de la variedad de uva es crucial, ya que involucra la producción durante varias décadas. El aumento de la temperatura media induce una brotación más temprana de la vid (inviernos más suaves) y un acortamiento del período vegetativo, que conduce a un envero y madurez más tempranos (efecto directo de la temperatura sobre el crecimiento y fisiología de la vid). Desde 2010, la cosecha en Europa ha comenzado dos o tres semanas antes que en la década de 1980. Por lo tanto, el período de madurez abarca prácticamente el verano, en condiciones de temperatura más altas, que amplifican los efectos del cambio climático. El contenido de azúcar de las uvas y por tanto el contenido de alcohol del vino, aumenta. Las características de los vinos cambian.

Una variedad tardía es una variedad que necesita más calor para alcanzar la madurez. Por lo tanto, estará mejor adaptada a climas más cálidos y posiblemente menos afectado por las olas de calor (dependiendo de cuándo ocurra esta ola de calor). La Clasificación Pulliat define una variedad tardía como la que ha alcanzado la madurez 36 días después de una variedad de referencia temprana: la Chasselas. Las variedades de uva Carignan, Mourvèdre, Piquepoul, Clairette, Manseng, Cabernet-Franc, Morrastel, Rivairenc, Sciaccarello, Terret, Tourbat son variedades tardías. (15). Así, el experimento VITADAPT (ISVV Bordeaux) ha permitido caracterizar  el carácter tardío o temprano de 52 variedades de uva (2).

Plantar una variedad de uva tardía ayuda a mantener la maduración fuera de los períodos de altas temperaturas. El tipo tardío de cepas puede ser el denominado tipo de cepa vieja, abandonada precisamente por las dificultades para alcanzar un nivel de madurez suficiente en el clima anterior. También puede ser menos sensible a las heladas, debido a la posterior brotación (3). Estas últimas variedades de uva también pueden ser variedades de uva autóctonas de regiones más cálidas del mundo. Estas incluyen las variedades de uva caucásicas Saperavi y Rkatsiteli, la Mavrud de Europa del Este, la portuguesa Touriga Nacional, la griega Assyrtiko (4) (5).

Por supuesto, la elección de la variedad de uva no se basa únicamente en este último criterio de madurez. También debe tener en cuenta la adaptación al “Terroir” (insolación, escasez de agua, suelo, etc.) y a los objetivos de producción del viticultor (rendimiento y calidad). También debe seleccionarse en función de su resistencia a enfermedades y plagas (nuevas variedades resistentes al mildiú velloso y polvoriento). Pero el criterio de madurez tardía es un punto importante a tener en cuenta ante el cambio climático.

 

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