Zonas experimentales para la gestión de la vid

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La agricultura en general evoluciona a una escala temporal que le es propia: la de las estaciones, la de los años, la de las rotaciones de los cultivos. Al ritmo de los ciclos de vida y de las opciones técnicas que se le aplican. En el caso de los cultivos, este tiempo es específico de la especie cultivada.

 La vid es una especie que se cultiva durante mucho tiempo. Madura con los años y requiere una concordancia de condiciones pedoclimáticas muy específicas. Por ello, la experimentación en este campo debe pensarse también a largo plazo. Hoy en día, algunas zonas permiten probar nuevas prácticas, gestiones de cultivo o variedades de uva. Estas zonas de experimentación y demostración producen importantes conocimientos que benefician a todo el sector vitivinícola.

Estos espacios de experimentación son importantes para razonar la adaptación al cambio climático a escala de un viñedo regional: se pueden evaluar por separado las mejoras de adaptación, como la variedad de uva, las modalidades de gestión o de riego, la gestión del suelo , los itinerarios técnicos (fechas de poda, deshojado, fecha de vendimia...)... Estos espacios también pueden permitir comparar sistemas vitícolas innovadores que combinen varias de estas mejoras, en enfoques de ciencia participativa.

Los experimentadores proceden generalmente de la investigación pública en viticultura, que puede implicar a actores privados (empresas, startups...) en su enfoque. Pero no se trata de un patrón fijo, la propia organización del espacio de experimentación y sus actores puede constituir una innovación. La contribución es mutua en la producción compartida de conocimiento para todos los actores involucrados.


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