El riego de la viña

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La viña se ha cultivado históricamente sin aportar agua en el norte de las zonas mediterráneas. Tradicionalmente, la viña se ha localizado en suelos relativamente pobres que permitían la elaboración de vinos de calidad. En efecto, una sequía relativa es positiva tanto para la calidad de la uva y del vino producidos. En esta perspectiva, de puede decir que el valor de la vid proviene del clima donde se cultiva. Sin embargo, por diferentes razones, entre ellas el cambio climático y el refuerzo de las limitaciones de estrés hídrico, el riego de la viña, se convierte en una opción cada vez para más vinos en el área mediterránea. Esta opción técnica implica cambios importantes e induce consecuencias particulares que deben ser contempladas con cuidado antes de decidir recurrir a ella a nivel individual o colectivamente.

Por ejemplo, en Languedoc-Rosellón se prevé que la superficie vinícola de regadío representa alrededor del 15% de la superficie vinícola total.

Las opciones técnicas de riego son:

  • Regar sólo las plantas jóvenes (en los primeros años) o la viña en la etapa de madurez
  • El agua utilizada para el riego de las viñas suele ser agua natural, pero en algunos casos se consideran recursos alternativos, como las aguas residuales tratadas
  • El equipamiento técnico (de riego por gravedad a riego por goteo). Los nuevos desarrollos de riego se hacen con riego por goteo en general
  • Las opciones de "pilotaje" o de gestión del agua que influyen en la cantidad de agua aplicada, es decir, cuándo y cómo se aplica el agua

Como se ha mencionado anteriormente, el riego no puede considerarse una opción estándar de adaptación al cambio climático. Si se considera, hay que tener en cuenta los siguientes puntos (relacionados tanto con la gestión del agua como con la economía):

1. Los retos de la gestión del agua

El uso y la extracción de agua están regulados por la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea. Este reglamento se ha incorporado a las normativas nacionales. En los países mediterráneos, el agua es un recurso que puede ser relativamente escaso y a veces incluso no disponible o inaccesible. Además, los recursos renovables disponibles suelen estar sobreexplotados debido a sus múltiples usos (agricultura, agua potable e industria). Para evitar la competencia por el recurso y la sobreexplotación, el uso del agua podría regularse tanto en términos de (i) acceso (quién puede acceder a los "derechos") como de (ii) consumo/caudal. Hay que tener en cuenta que el vino no es un bien vital cuando se considera la distribución del agua en un territorio. No contribuye directamente a la soberanía alimentaria. Aunque tiene un papel cultural, territorial y económico muy importante (componente paisajístico, creación de empleo...)

En un posible futuro en el que el agua sea un recurso mucho menos disponible que en la actualidad, habrá que reducir su uso en algunos territorios. Las viñas podrían ser entonces una de las primeras actividades con restricciones de agua. Por ello, el riego puede considerarse una adaptación arriesgada o incluso inadecuada (inversión costosa para no poder utilizar esta solución a pleno rendimiento).

2. Dimensiones económicas:

  • El riego de las viñas tiene un coste importante, aunque suele estar subvencionado en gran medida por dinero público cuando el acceso se realiza a través de redes colectivas. Una parte muy importante del coste procede de la inversión en equipos, la conexión a las redes existentes o la excavación de pozos.
  • Antes de decidir ampliar o desarrollar el riego (a nivel individual o colectivo), es necesario preguntarse si los beneficios que proporciona este acceso al agua cubrirán el coste total del riego a largo plazo. Este punto rara vez se tiene en cuenta en los programas hidraúlicos públicos.
  • Para justificar las ayudas públicas, es necesario demostrar los beneficios públicos o territoriales del regadío. El argumento de la conservación de los puestos de trabajo en la agricultura suele esgrimirse, pero hay que demostrarlo.
  • Desde el punto de vista del interés público y general, se puede cuestionar la pertinencia de privilegiar el acceso al agua para la viticultura y no para otros usos. ¿Por qué el contribuyente debe financiar el riego de los viñedos?

3. Equidad.

También hay que tener en cuenta las cuestiones de equidad. Los programas de riego implican dinero público. La cuestión que se plantea es el reparto equitativo y pertinente del recurso. ¿Es mejor garantizar una pequeña cantidad de agua a un gran número de explotaciones o minimizar el número de explotaciones que se beneficiarán de ella pero garantizándoles así un buen volumen de agua?

En resumen, el riego de los viñedos sólo será viable en situaciones específicas en las que :

  • La disponibilidad del agua está garantizada sin riesgo de conflictos entre sus usuarios.
  • La explotación/cooperativa puede garantizar la sostenibilidad técnica y financiera del riego.

Debería celebrarse un debate público sobre las condiciones para aceptar la asignación de agua a la viticultura. Por ejemplo, ¿se puede conceder la asignación de agua para la viticultura a condición de que se respeten determinadas contrapartidas para el territorio (por ejemplo, transformación local, puestos de trabajo locales, respeto de la calidad medioambiental, etc.)?

 

 

Autoor : Nina Graveline (UMR Innovation - INRAE)

Agradecimientos: Patrice Garin (UMR G-eau – INRAE )


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